La medicina tradicional china se basa fundamentalmente en el reconocimiento de la energía y su forma de manifestarse, movilizarse y transformarse en todos los seres vivos para lograr a través de diferentes técnicas la restitución del equilibrio energético en el cuerpo humano como una manera de mantener o restablecer un estado de salud óptimo.

  Esa energía vital universal, llamada Qi por los sabios chinos se encuentra presente en todos los fenómenos de la naturaleza y se tiene como la fuerza invisible que existe detrás de cada manifestación de poder, por ello es considerada “la raíz de la vida” y puede apreciarse en el crecimiento de una planta, el desarrollo de un embrión, el estruendo de un trueno, la lluvia, el movimiento de las estrellas y los astros, entre muchos otros. Dicha energía puede manifestarse en dos modalidades claramente diferenciadas, puede ser “yin” o “yang”.

La teoría del yin y el yang es uno de los aspectos más difundidos de la medicina china, el comportamiento y cualidades de esta dualidad energética ha sido ampliamente estudiadas a través de los años consiguiendo un cúmulo de conocimientos que hoy se evidencias en esas valiosas recomendaciones de salud y consejos en cuanto a alimentación, ejercicios, relajación y otros que la tradición china brinda como un aporte efectivo en la consecución del bienestar integral de los seres humanos.

  La relación entre el yin y el yang se ha dado a conocer en todo el mundo mediante su representación con el símbolo “taijitu” que significa “gran limite” o “limite supremo” y es considerado “el origen de todas las cosas”, su imagen consta de un circulo que contiene dos partes de igual proporción generalmente una de color negro y otra blanca, pero que cada una posee en su interior un pequeño círculo con el  color de su inverso. A simple vista, pareciera tratarse de dos elementos contrarios que se repelen; sin embargo, la filosofía china lo explica como una relación mucho más profunda que implica que ambos partes se oponen pero al mismo tiempo se complementan, se apoyan mutuamente, se transforman, son interdependientes, y no podrían existir el uno sin el otro.

Originalmente las características del yin y el yang eran ilustrados a través de un ideograma que simbolizaba una colina con una ladera soleada y otra sombría, así “yang” puede traducirse como “el lado que da al sol” y representa todo relacionado con el fuego, el calor, la energía masculina, la luz del día, la calidez, la brillantez, el movimiento y la actividad; mientras que “yang” significa “el lado de la montaña que da a la sombra” y  es imagen de la oscuridad, el frio, la pasividad, lo espiritual, lo profundo, la sutileza de la femineidad, el reposo y la quietud.

Los antiguos chinos observaron que la dinámica energética del yin y el yang se encontraba presente en los diferentes ciclos y fenómenos naturales según los cuales se pasa de un estado a otro de forma progresiva, la naturaleza se mueve constantemente evidenciando cambios progresivos que pueden llevar a un suceso a convertirse en su opuesto, así el día va decayendo y disminuyendo la intensidad de la luz solar, pasando por el atardecer para llegar a la oscuridad de la noche. Igualmente, en la relación entre yin y yang se dice que cuando el yang manifiesta toda su intensidad es también el momento en el que el yin empieza a crecer aumentando progresivamente su presencia y desplazando al yang, ese ciclo se repite también a la inversa; el yin suele dar paso al nacimiento del yang justo cuando se encuentra en todo su esplendor.

    En los cambios estacionales es fácilmente observable la dinámica entre yin y yang, el verano cuando el calor es más notorio se considera yang, el otoño es la transición del yang hacia el ying, cuando llega el frio del invierno el yin se manifiesta completamente, pero luego cede paulatinamente para dar paso a la primavera que es la fase en la que el yin se transforma en yang, el proceso se repite cíclicamente.

Para la cultura occidental esta perspectiva de complementación e interrelación de los opuestos resulta difícil de aceptar dada la notable influencia que ha tenido la filosofía aristotélica siendo el principal fundamento teórico de disciplinas como la medicina, las leyes, las matemáticas y otras, de acuerdo a la lógica aristotélica los contrarios se repelen, se excluyen, la presencia de uno no da lugar a la existencia del otro, sino más bien la niega irrefutablemente, de este modo si se llega a la conclusión de que un objeto es cuadrado se asume por descarte que no puede ser redondo cerrando la posibilidad de cualquier interpretación del objeto con cualquier otra forma. Sin embargo, lo que no enseña la filosofía del ying y el yang es que los contrarios pueden llegar a asumir en algún momento las cualidades y características de su oponente, se maneja una perspectiva abierta de la realidad, donde se considera que el universo y sus componentes se encuentran en constantes cambios, movimiento y transformación.

Gran parte del éxito de la medicina tradicional china y sus métodos de tratamiento y prevención de enfermedades se relaciona precisamente con una visión del ser humano como parte de un sistema natural dinámico y cambiante con el cual debe mantenerse en equilibrio, adaptándose, conociendo y protegiéndose de los diferentes fenómenos y procesos que tiene lugar en ese ambiente natural en el cual se desenvuelve cotidianamente.