Hasta hace algunos años la medicina occidental no reconocía como un hecho científico la posibilidad de que las emociones tuvieran el poder de ejercer influencia alguna en la generación de ciertas enfermedades y dolencias. Los médicos formados bajo el fundamento del método científico negaban toda posibilidad de relación entre enfermedades y emociones tachándolo como un tema esotérico sin ninguna base científica que lo sustentase.  Sin embargo, en los últimos años aun las investigaciones y estudios realizados con la rigurosidad de la ciencia han encontrado suficientes razones para aceptar que realmente las emociones pueden desencadenar en el cuerpo humano procesos bioquímicos que terminan perturbando la salud de las personas y manifestándose en una enfermedad física que probablemente pueda tener una solución más efectiva con la aplicación de estrategias anímicas y energéticas en lugar del consumo de la dosificación de un determinado medicamento.

En realidad, esto es una verdad conocida desde tiempos remotos por la medicina tradicional china, la cual basada en la tarea de observación y recopilación de información que se ha realizado desde hace siglos ha logrado comprobar cómo las emociones cuando se manifiestan de forma muy intensa o permanecen durante mucho tiempo pueden convertirse en una energía nociva para el ser humano que eventualmente afligirá sus condiciones de salud.

Desde el punto de vista de la medicina tradicional china con una visión integral del ser humano según la cual toda enfermedad se debe principalmente a un desequilibrio energético que se produce en la persona y que tiene siempre una relación con lo espiritual, así según la filosofía de la medicina china el “espíritu” y la “energía” forman parte ineludible del diagnóstico y tratamiento de las dolencias humanas.

Se reconocen de acuerdo a esta percepción la interacción de tres sustancias vitales del cuerpo: el Shen (Espíritu), el Jing (Esencia) y el Qi (Energía) que conforman los “Tres tesoros”. El Shen cuya morada es el corazón interviene en muchas funciones tales como: el pensamiento, la memoria, la reflexión, el sueño, las ideas, la inteligencia y principalmente la vida emocional, es por ello, que se dice que las situaciones de emotividad negativa afectan especialmente a este órgano.

El jing representa una energía más tangible que es posible ver o tocar; mientras que el Qi es la fuerza interna que da movimiento al cuerpo e interviene en el funcionamiento de cada órgano; y el Shen es una influencia más sublime que se relaciona con las actitudes, personalidad y emociones, pero que eventualmente influye también en lo físico. De esta forma los tres tesoros coexisten y se relacionan, por tanto la medicina tradicional china busca sobretodo lograr el equilibrio y la armonía de estos tres niveles energéticos.

Es entendible desde este punto de vista que se establezca en la medicina oriental una interrelación  entre la energía y los órganos pudiendo estos afectarse o beneficiarse mutuamente según sea el tipo de influencia a la que este expuesta la persona. Se reconocen dos formas energéticas negativas o perversas que afectan el cuerpo humano. Las externas, dadas por: el viento, frio, calor del verano, humedad, sequedad y fuego; y las internas que serian: el viento interno, frio interno, calor-fuego y la humedad interna.

Al igual que estas influencias los siete sentimientos básicos reconocidos por la medicina china: alegría, cólera, tristeza, reflexión, aflicción, miedo y pánico cuando transcienden ciertos límites y pasan de ser estados emocionales leves y momentáneos para convertirse en un fuerte choque emocional, o una sensación que aflige durante un tiempo prolongado a la persona se transforman en una agresión para el organismo afectando con mayor proporción ciertos órganos.

De acuerdo a la teoría de los Zang-Fu (órganos y entrañas) la medicina china señala cinco órganos diferenciados, que serían: hígado, corazón, bazo, pulmón, riñón y pericarpio (este últimos se incluye por poseer valiosas funciones similares a la del corazón); estos tiene como función primordial absorber y procesar las sustancias nutritivas que ingresan al cuerpo para convertirlas en energía, además de lidiar con el flujo de la sangre y demás líquidos orgánicos. Mientras que las entrañas trabajan básicamente en recibir, transformar y transportar los alimentos y nutrientes para luego eliminar los desechos; estas serian: la vesícula, el intestino grueso y el intestino delgado, el estomago, la vejiga y el triple calentador; el cual más que a una entraña corresponde al meridiano “San Jiao” que controla y libera energía de todo el cuerpo y de todos los órganos.

Para la medicina china ninguna de estas partes del organismo trabaja de forma aislada, por el contrario todas se encuentran conectadas y su funcionamiento puede verse alterado por episodios emocionales violentos o padecimientos prolongados de emociones negativas, esto conlleva a un desequilibrio energético y una desarmonía en el flujo sanguíneo, en el Ying y el Yang que termina por repercutir en forma de una dolencia en los órganos y las entrañas para luego manifestarse en una enfermedad más concreta de no ser atendida oportunamente producirá una enfermedad crónica importante.  Así las principales emociones trastocan determinados órganos:

La alegría, manifestada como estados de euforia y regocijo que en situaciones de exceso tiende a relajar el Qi y afectar el corazón, se evidencia en forma de hiperactividad, excitabilidad, intranquilidad, insomnio, palpitaciones, taquicardias o problemas cardiacos más severos.

La cólera, manifestada como ira, irritabilidad, violencia, celos, entre otros; hace subir el Qi lesionando el hígado y sus funciones relacionadas con la reserva y limpieza de la sangre, por tanto se evidencia en una tez y ojos rojos, dolores de cabeza, mareos, y otros.

La tristeza, que se evidencia con un profundo desanimo, una apariencia melancólica y una desmotivación generalizada para toda actividad; esta emoción disuelve el Qi y afecta principalmente los pulmones, por lo cual suele observarse una respiración entrecortada, opresión en el pecho y la espalda, inapetencia y debilidad.

La reflexión: se muestra negativamente cuando se convierte en una preocupación u obsesión que invade la mente de la persona, de esta forma bloquea y estanca el Qi perjudicando la función del bazo, generando con ello dislocación  en el tórax o el abdomen, dificultad para dormir, mareos, falta de memoria, anorexia, entre otros.

El miedo: esta dado por la sensación excesiva de temor o terror frente a una situación u objeto, esta emoción desciende el Qi impactando en las funciones del riñón produciendo una insuficiencia de sangre o energía en ese órgano que se observa cuando hay perdida involuntaria de heces u orina, ansiedad, delirio, palpitaciones o pulso acelerado, boca seca, dificultad para conciliar el sueño, entre otros.

La aflicción: es una forma más vaga o sutil de tristeza, pero que por su profundidad y prolongación llega a socavar la estabilidad emotiva de la persona, esta sensación hace que se estanque el Qi del corazón y además perturba la lucidez mental. Puede manifestarse en forma de molestias gástricas, dolor en el abdomen, cansancio excesivo, pulso débil, rostro pálido, falta de apetito, entre otras.

El pánico: es una emoción que se asimila al miedo pero se manifiesta con reacciones más bruscas y perturbadoras que provocan el descenso del Qi, afectando al igual que el miedo, el riñón. Se evidencia en forma de inseguridad, ansiedad, inquietud, palpitaciones,  temblores corporales y otros.

Es importante recordar que aunque cada una de las emociones incide especialmente en un órgano determinado, todas las emociones negativas influyen en el corazón que alberga el “Shen” y donde se resienten todos los episodios emocionales excesivos. Muchos documentos antiguos de la medicina china utilizan la expresión “ci ji” que significa “batir o agitar el agua” para referirse al efecto de las emociones en el cuerpo humano. Una descripción que nos lleva a reflexionar como una emoción que se presenta de manera explosiva, impactante o permanente actúa como una especie de maremoto interno que arrastra o arrasa a su paso con la armonía energética que se precisa para conservar la buena salud.

Para contrarrestar esta devastación producida por las emociones la medicina china ofrece una serie de alternativas que incluyen técnicas como los masajes, la acupuntura, la moxibustión, entre otras; aunado al cuidado y observación constante de la alimentación, la protección del entorno ambiental y la meditación o relajación como parte habitual de la vida.